En la mayoría de los casos, calcular pérdidas de ingresos a futuro puede ser complicado, por lo que un buen abogado intenta obtener un monto de compensación que deje a la persona afectada en una situación económica cercana a la que habría tenido de no haberse visto afectado por un accidente. Desgraciadamente, el cálculo de los daños y perjuicios en las demandas por lesiones personales para hombres y mujeres es una cuestión en la que sigue existiendo una desigualdad notable, lo que usualmente es causado por estereotipos de género y suposiciones anticuadas.
El problema fundamental de los modelos de cálculo utilizados por un muchas firmas legales es que gran parte de estos “modelos” se sostiene en suposiciones obsoletas. Si bien por un lado, los calculos de posibles ingresos perdidos se aplican con mayor generosidad a las mujeres, partiendo del supuesto de que las mujeres viven más que los hombres, estos calculos siempre se realizan aplicando descuentos que toman en cuenta la posibilidad de que las mujeres dejen de trabajar, independientemente de sus lesiones, para ocuparse de asuntos familiares.
Esto resulta en montos de compensación que, debido a estos descuentos, terminan cubriendo sumas menores cuando las víctimas de un incidente de lesión personal son mujeres.
Si bien hoy en dia se prevé que una mujer puede pasar tiempo de baja laboral (por circunstancias que impliquen, o no, maternidad), el descuento de compensación se siente particularmente elevado, pues este ya no refleja con exactitud los porcentajes de reincorporación al trabajo (75% según la Oficina de Estadísticas Nacionales) ni el hecho de que las mujeres se reincorporan al trabajo con mayor efectividad ahora que ciertas responsabilidades paternales y personales se han empezado a distribuir de forma más equitativa.
Directrices anteriores también hacían una distinción específica entre sexos, partiendo de la base de que sería más angustioso para una mujer tener cicatrices que para un hombre. En la última edición, publicada en 2017, se ha eliminado esta distinción, apuntando a la posibilidad de un nuevo enfoque que elimine distinciones de género innecesarias que permitan a cualquier persona obtener compensación legal que se adapte a sus circunstancias reales, y no a valoraciones subjetivas obsoletas.